EL OFICIO DE ESCRIBIR PARA LA POETISA ANA CECILIA OJEDA AVELLANEDA
El 13 de abril de 2012 tuvimos la oportunidad de entrevistar a la profesora Ana Cecilia Ojeda acerca del oficio de escribir; especialista en literatura colombiana del siglo XIX, hizo un doctorado de estudios Hispánicos y Latinoamericanos en París. Allí ejerció como docente en la Universidad de Provence y en la actualidad es profesora de Literatura en la Universidad Industrial de Santander; además es directora de la línea de Investigación de Semiótica en la Escuela de Idiomas.
Entrevistador: Fabián Alberto Prada Naranjo
Profesora: Ana Cecilia Ojeda Avellaneda
INDAGAMOS ACERCA DE SU OFICIO COMO ESCRITORA…
E: ¿Cómo fue su primer encuentro con la escritura desde lo más profundo, desde lo más infante de esa experiencia?
P: Poco, poco había en mi vida de infancia que predijera la posibilidad de llegar a escribir algún día, muy poco. En términos concretos de familia, de educación, de recursos, pero creo que había mucho de la vivencia y del contacto con el mundo en mi pueblo, con la naturaleza, con la experiencia con las personas que me rodeaban. Mi propia experiencia ya poco a poco fue haciendo que el deseo de escritura anidara en mí.
E: ¿Cuál fue su primer libro (la experiencia de vida que usted nos cuenta es realmente importante para esa experiencia como escritora), pero alguna obra en particular?
P: Yo escribo poesía desde hace mucho tiempo, desde hace mucho tiempo, mi forma de expresión siempre ha sido la poesía. Pero en particular eso cristalizó en un momento en una obra que se llama palabra desplazada, que es un texto tardía, es un texto de hace ocho años más o menos, en donde hay una conjunción tanto de mi propia vida como de la vida de este país y de los problemas de este país y de las cosas que, de alguna manera, más me han preocupado, pero también que más me conmueven que más me cuestionan en relación con lo que yo creo que tengo que hacer en la vida, cuál es mi función en este mundo, cómo podemos decir lo que otros no pueden decir, cómo prestar la palabra para poder por lo menos que quede una seña, una huella frente a mucha gente que no tiene posibilidad de la palabra.
E: ¿Y además profe queremos saber, así como escritores como el uruguayo Horacio Quiroga se dejó influenciar por Édgar Allan Poe, por Maupassant, usted por quién se dejó influenciar?
(RISAS)
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P: Esa es la pregunta obligada. Yo no tengo realmente una referencia específica, no tengo, no podría decir mi referencia es esta, esta, esta; creo que en ese sentido yo me dejo vivir, me dejo sentir y recibo muchas cosas y después lo que encontraran si es que vale la pena, encontrarán quien me ha influenciado. Yo me he alimentado de mi propio trabajo de investigación, me he alimentado de cursos como ustedes que han sido fundamentales en mi experiencia de vida, de la vida de la gente con la que he convivido. Entonces es muy difícil decir es tal y tal y tal, no.
E: Entonces vemos que los elementos más importantes para poder escribir van encarnados en la misma vivencia, en la misma experiencia propia. ¿Cuál ha sido el tema que usted más ha trabajado: la violencia, exaltar la cultura de un pueblo?
P: A mí desde siempre me ha interesado y eso lo descubrí cuando estaba estudiando y no aquí sino en París, lo que siempre me ha interesado es tratar de comprender cómo nos hemos construido, cuáles son los elementos que nos construyen desde adentro, desde lo más profundo, cómo es esa relación con nuestra historia, con lo que nos ha pasado, cómo lo que nos ha pasado como pueblo, como historia, cómo toda memoria la encarnamos cada uno de nosotros. Realmente lo que siempre me ha interesado es eso, tratar de entendernos profundamente, no de entendernos hacia el mundo exterior sino entender en esa relación interior y exterior cómo nos hemos construido interiormente.
E: Bueno profe usted también hace parte del grupo de trabajo de las investigaciones semióticas de la Universidad, ¿cómo usted ha encontrado ese respaldo a través de la semiótica en sus trabajos de escritura?
P: Mi relación con la semiótica es contradictoria, en el sentido de que yo llegué a la semiótica porque me tocó llegar, porque cuando llegué a la Universidad se necesitaba un director de la materia, la persona que estaba dirigiendo la maestría en semiótica se jubiló y las personas que estaban en ese momento en la escuela consideraron, bueno llegaba relativamente joven con un doctorado y consideraron que yo era la persona para estar ahí. Mi encuentro con la semiótica es ese, pero yo siempre digo que las cosas no suceden porque sí, hay razones para que las cosas sucedan y, efectivamente, en mi bagaje académico siempre ha habido la indagación por el sentido y cuando uno se encuentra con la semiótica uno se da cuenta que efectivamente todo el trabajo y toda la preocupación de la semiótica es por cómo construimos sentido los seres humanos. Entonces ahí encontré la correspondencia entre lo que la vida me propuso en ese momento y lo que encontré en la maestría y lo que yo hice cuando llegué a la maestría como yo no tenía la formación, mi formación es otra escuela, es una escuela diferente, fue sentarme con los estudiantes que fueron entrando a la maestría y yo hice la maestría en semiótica por lo menos dos o tres veces; no tengo el título pero yo la hice por lo menos dos o tres veces y sí siento que hay un aporte como lo hay desde otras disciplinas, no es la única, por razones específicas aquí se armó una maestría en semiótica y en ese programa nos hemos mantenido. Creo que deberíamos abrir otras posibilidades, pero ha sido un respaldo importante porque desde la maestría hemos logrado consolidar los grupos de investigación, consolidar la investigación que no necesariamente es semiótica; por ejemplo, yo creo que mi único trabajo semiótico es el que hice sobre teatro, de resto mi investigación no es semiótica, pero la maestría nos ha permitido un plataforma importante para mantener la investigación, mantener grupos y mantener un nivel académico donde uno pueda por lo menos a los estudiantes allá puedan llegar ustedes, aspiren a eso, eso es lo que tenemos.
E: ¿Cuál ha sido la función social de la universidad desde la escuela de idiomas, desde ese mismo trabajo semiótico afuera, en la calle, a la gente, a los jóvenes, a los niños, se les está haciendo un programa para incentivarlos a escribir?
P: Hemos hecho muchas cosas, desafortunadamente no se ha sistematizado todo lo que hemos hecho. No más el hecho de estarlos formando a ustedes para que vayan a ser profesores en los colegios privados o en los colegios públicos; esa es la función esencial de la escuela de idiomas formar licenciados para que después vayan. Si nosotros directamente no tenemos la incidencia en los niños, la tenemos a través de ustedes y esa es nuestra función, pero independientemente de eso nosotros hemos desarrollado trabajos con profesores, hace unos diez años hicimos un proyecto grande con los maestros de Santander, trabajamos más o menos con unos setecientos maestros, ese proyecto se llamó Lenguaje y Mundo y que, fue precisamente, renovaron todos los maestros que estaban haciendo el concepto y la relación con el lenguaje y nosotros fuimos a las escuelas, fuimos a los pueblos, fuimos al campo a trabajar con los maestros. De ahí nació una investigación en Lengua Materna, dejamos un rasgo muy alto en todo el departamento.
E: ¿Desde su experiencia como escritora podría decirnos algunos puntos que usted considera importantes para comenzar a escribir?
P: Yo creo que lo más importante es si la escritura es una necesidad profunda, si uno lo siente realmente desde adentro vale la pena hacerlo, si es simplemente para mostrar o hacerse famoso es otra función distinta; creo que uno en esto debe ser muy sincero, muy honesto con uno mismo, por qué escribo, para qué escribo, cuál es la razón profunda que hace que me siente a escribir algo. Otra cosa fundamental es la relación con el mundo, todo escritor escribe sobre el mundo, sobre la experiencia, es como la sensibilidad que uno tenga de los obstáculos que le ponen, porque es de ahí que uno se alimenta de la misma vida pero también de la vida de los otros, es saber oír para después decir.
E: ¿Esto implica leer a otros escritores?
P: Por supuesto, yo creo que existe el hombre inspirado pero no creo en la inspiración, eso no le cabe a uno, es trabajo, acumulación de lectura, de relaciones, de vida, en eso creo que todo el mundo coincide. Eso es como el cuerpo si uno no lo alimenta no hay nada que hacer y si uno lo alimenta mal se enferma, con la lectura es igual.
E: Quel sera le conseil que vous pouvez donner à quelques écrivains que sont comme nous pour exemple?
P: Avant de écrire il faut lire, il faut lire en peu, il faut étudier aussi, il faut tromper, il faut accepter que se trompe. Justement, à partir des erreurs que l’un commet est que l’un agrandi comme personne et comme écrivain.
CRÉDITOS:
ÁLIX MARTÍNEZ PÉREZ
FABIÁN PRADA NARANJO
KATHERINE RINCÓN REINA
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