sábado, 20 de agosto de 2011

Intento de crónica.

¡AHORA SÍ, A HACER EL AVIÓN
... Y QUE VUELE!

Me dio gusto, me entusiasmó la idea de recordar cuando hacía avioncitos de papel, recordar la técnica de origami. Aunque, pensándolo bien estaría mejor darle un estilo propio a mi aeroplano, pero ¿cómo hacerlo?

Llegué a casa cansadísima y aún no tenía ni idea de qué hacer, entre tanto trabajo por un lado y por otro, no lo niego, pasaron algunos días... ante algunos inconvenientes personales debí faltar y qué falla, esa actividad sí que me había sonado, pues soy como una pequeña niña y disfruto como tal de estas didácticas.

Aún así se llegó el tiempo de ponerme manos a la obra :) , entonces pensé que primero debería instruirme a cerca de estos artefactos para poder hacer uno. Busqué en la Internet y aprendí que existía su caracterización dada por el tipo de fuselaje, que es la estructura básica del avión y que de ella dependerá la estabilidad del aeroplano, la maniobrabilidad y la velocidad, dependiendo de la posición de sus alas.

Dentro de los cuatro tipos básicos están el de ala baja, los multiplanos, de alas volantes y el que yo escogí: alas altas. Me pareció muy bonito porque  son aquellos aviones en que la superficie alar se encuentra en la parte superior del aparato. Se dice que son perfectos para el entrenamiento, su vuelo es plácido y nivelado, nos permite relajarnos en el vuelo, lo que más me place, y disfrutar de horas de diversión dejándolo planear ya que es extremadamente sencillo de mantenerlo en posición estable.

Después de conocer estos datos, copié la imagen en una libretica que tengo de hojas rosadas, me puse en la tarea de extraer mentalmente sus partes y las dibujé una a una sin medidas. ¡Ahora sí, a hacer el avión... y que vuele! Pero,  con qué; pensé en infinidad de materiales: cartón paja, hoja iris, cartulina escolar, periódico, hoja A4... ya sé, y me fui a mirar entre las "chucherías" que mi hermana tenía, efectivamente había cartulina escolar.

Mas buscando entre sus chécheres he encontrado un abanico particular, es resistente, como el cartón paja pero plastificado, sus colores me agradan, es blanco y azul, ¡ash, qué mal que sea publicitario! sin palabras ante su logo... vamos a reutilizarlo, no me costará sino imaginación y ella es gratuita.




Primero lo corté en tres partes, para armar el dichoso avioncillo.


Luego, le doy forma a cada una de las pieza, las pegué con silicona, por fin la utilizo y no me quemo.

Ahí está, ya armadito y marcadito. Ahora... ¡que vuele!



¡Qué bien! dió resultado.

Ahora, un lindo recuerdo, una buena experiencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario